Los riesgos del aire acondicionado y cómo protegernos de ellos
El aire acondicionado puede ser indispensable para soportar temperaturas elevadas, pero puede derivar en faringitis, procesos bronquiales y otras enfermedades en personas vulnerables.
Recordamos algunas reglas básicas para protegernos de sus potenciales efectos dañinos, que incluyen desde irritaciones menores a infecciones graves.
- Mantenimiento y limpieza
Los riesgos del aire acondicionado siempre van a depender de que esté bien colocado y mantenido. Es esencial que los sistemas de aire acondicionado sean revisados y limpiados en forma periódica.
El problema cuando un sistema no está debidamente mantenido es que puede acumular gérmenes u otro tipo de sustancias orgánicas y eso sí puede ser nocivo para la salud
Esos gérmenes pueden causar problemas especialmente en personas vulnerables que padecen, por ejemplo, asma o EPOC, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica. Pero los sistemas no mantenidos adecuadamente pueden crear riesgos aún mayores.
No debemos olvidar que la neumonía por legionella se descubrió precisamente por el circuito de aire acondicionado en una convención de veteranos llamada Legión Americana en un hotel de Estados Unidos.
El brote tuvo lugar en 1976 en Filadelfia y dejó más de 30 muertos. Un año después se identificó a una bacteria como la causa de la infección.
La legionelosis o legionella o es una neumonía que se contrae por respirar vapor de agua que contiene esa bacteria y que puede provenir de bañeras o duchas calientes o de grandes unidades de refrigeración.
Un brote el año pasado en Nueva York dejó 12 muertos y obligó a las autoridades a aprobar una nueva ley municipal, según la cual todas las torres de enfriamiento deben estar registradas en el Departamento de Edificios de la ciudad y someterse a inspecciones cada tres meses.
2. Los riesgos del aire frío
El aire frío puede causar problemas en personas susceptibles.
Puede haber molestias orofaríngeas por el propio mecanismo irritante que tiene el aire frío. Y aunque esto ocasiona molestias no es peligroso. Pero hay gente más sensible que otra.
Habitualmente esas faringitis suelen ser por irritación. Es simplemente por el efecto de irritación sobre las vías aéreas que tiene el aire frío. Es un factor físico que produce una inflamación a nivel de vías aéreas superiores, la faringe o laringe o incluso a nivel de bronquios.
Incluso en neumología se utiliza la inhalación de aire frío para pruebas de provocación en asma, es un agente físico que en determinadas personas predispuestas puede ocasionar una inflamación de la vía aérea.
Teóricamente el aire se va calentando cuando entra a las fosas nasales, para que tenga una temperatura adecuada que es habitualmente la temperatura corporal cuando llega a los bronquios. El problema es cuando el aire es excesivamente frío y no da tiempo a que el aire se caliente.
- Temperatura y humedad
También hay temperaturas y niveles de humedad ideales, que varían según la estación del año.
En verano será un poquito más alta, entre 22 y 24 grados, ya que por debajo puede ocasionar molestias.
La humedad del aire recomendada por algunos especialistas es de entre 35 y 60%.
El aire acondicionado también puede causar resequedad de las mucosas nasales y esto puede ocasionar molestias, por lo que suele recomendarse hidratar el cuerpo tomando suficiente agua.
Las personas sensibles o vulnerables deben tomar además cuidado con los cambios bruscos de temperatura.
- Síndrome del edificio enfermo
«Si más del 20% de los trabajadores se quejan del aire que respiran, de dolor de cabeza o de garganta, estamos ante un síndrome del edificio enfermo. Esa gente está respirando un aire que no es de calidad y debe pedirse que se revise».
La calidad del aire puede ser afectada también por el deterioro de los materiales del edificio que estamos respirando.
El aire que pasa por todos esos filtros tiene gérmenes, y materia orgánica e inorgánica.
El consejo principal, en definitiva, es prestar atención: cuidar que el aire acondicionado no esté a temperaturas inferiores a 22 grados, idealmente, y fundamentalmente, que las unidades sean revisadas y limpiadas con regularidad.
El Departamento de Energía de Estados Unidos, por ejemplo, recomienda cambiar los filtros de los sistemas de aire acondicionado en hogares cada dos meses.